La estabilización macro empieza a consolidarse, pero la inversión aún no alcanza para sostener la actividad, y el empleo formal se estanca. Sin reformas estructurales que liberen productividad, incentiven el trabajo y ordenen el esquema fiscal, la economía no logra crecer en serio. El rebote se frena antes de transformarse en ciclo, una y otra vez, al toparse con su techo de cristal.
¿Qué se necesita para que la recuperación empalme con crecimiento sostenido?
Tan rápido como se recuperó la producción (dándole la razón al optimismo oficial que pregonaba un rebote en forma de "V"), comenzaron a operar los factores que le ponen un techo. Ese techo lo impone un cúmulo de déficits en el diseño de instituciones que condicionan el desenvolvimiento de la actividad productiva. Uno de decisiva importancia son las deficiencias del sistema tributario. Frente a este problema, el gradualismo tributario -es decir, resignarse a que la eliminación de los impuestos que dañan la competitividad debe estar supeditada a bajas del gasto público, porque peor sería volver al déficit fiscal- no es la única ni la mejor alternativa. Mucho más consistente con los desafíos que plantea el entorno macroeconómico es diagramar una estrategia coordinada entre los tres niveles de gobierno, de modo que los mejores impuestos (IVA, Ganancias, Impuesto al Patrimonio) generen los recursos necesarios para compensar las pérdidas que provoca la eliminación de los malos impuestos.
¿Qué oportunidades hay para mejorar la integración al mundo?
Una mayor y mejor integración al mundo, como se postula en el Acta de Mayo, también es un paso decisivo para romper el techo que impide el crecimiento sostenido. El Mercosur, que nació en los 90 con la visión de una apertura comercial gradual y progresiva al mundo, luego de treinta años no cumplió con sus objetivos y constituye una traba, ya que las decisiones dependen del apoyo de todos los países miembro. La única vía de flexibilidad son las listas nacionales de excepciones, que permiten que cada país fije con autonomía los aranceles de determinados productos. Como reacción al contexto de "guerra comercial" internacional, durante la última cumbre del Mercosur desarrollada en Buenos Aires en el mes de julio se pactó la ampliación temporaria de dichas listas en 50 productos adicionales para cada país. Se trata de una oportunidad que, si se usa estratégicamente, puede ser una vía de acceso a mercados internacionales hasta hoy esquivos para nuestro país.
¿Qué impactos tiene la rebaja en los derechos de exportación?
Generan una mejora en la rentabilidad que, al tratarse esta vez de una medida permanente, también aporta mayor previsibilidad. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Los márgenes proyectados para la campaña 2025/26 se mantienen por debajo del promedio de las últimas ocho campañas y la carga tributaria sigue siendo muy elevada. Avanzar hacia la eliminación definitiva de este tributo supone un desafío fiscal de envergadura que requerirá una estrategia integral que garantice la sostenibilidad de la medida. En particular, dado que la eliminación de las retenciones incrementa la recaudación de otros impuestos -que en una alta proporción son apropiados por las provincias-, facilitaría el proceso una coordinación con los gobiernos provinciales. Por ejemplo, que las provincias asignen los ingresos incrementales que reciben gracias a la reducción de las retenciones a reducir o eliminar tributos provinciales que afectan los costos de producción del sector agropecuario, como el Impuesto a los Ingresos Brutos (que impacta en forma directa en las ventas o de forma indirecta en las compras de insumos) y el Impuesto de Sellos (que recae sobre distintos contratos habituales en la actividad).
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