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Damián Di Pace: “La mejora de la productividad debe ser a velocidad de jet” (30/11/2025)
Damián Di Pace: “La mejora de la productividad debe ser a velocidad de jet”

"Hay que tener presente que la competitividad, que depende del Estado, avanzará a velocidad crucero. Una reforma tributaria demorará ocho o diez años en terminar de bajar impuestos. Entonces, la mejora de la productividad tiene que ser a velocidad de un jet. Este ciclo no se revertirá y es la velocidad de ese jet será el que permitirá subsistir". La definición es del analista económico y consultor Damián Di Pace, autor del libro "El futuro de las Pymes", en el que plantea que las pequeñas y medianas empresas están frente a un punto de inflexión. En el texto invita a "repensar cómo adaptarse, reorganizarse y evolucionar para sobrevivir y prosperar en un entorno donde la innovación, la digitalización y la cultura del cambio son claves".

"No se trata de crecer para después cambiar, sino de cambiar para poder crecer", repite durante la conversación con LA NACION. Es decir, no deben esperar los empresarios que con el mismo esquema que vienen aplicando hasta ahora podrán expandirse: "No hay opciones, la única es adaptarse a las nuevas condiciones, al nuevo juego que hay en la Argentina y en el mundo".

El titular de la consultora Focus Group, que participó de la tercera edición del Foro Pyme realizada en Córdoba, sostiene que las posibilidades de las Pymes están restringidas por un "contexto macroburocrático, tributario, laboral, que es leonino".

- ¿Cuáles serían las tres claves para alivianar la carga a las Pymes?

- Hay que liberar la cabeza del emprendedor para que se ocupe de ofrecer un mejor bien y servicio en el mercado. Hay que aligerarlo de toda la situación burocrática. Considero que son tres eslabones en línea sobre los que hay que trabajar. El primero es que haya acceso al crédito, hoy la pyme no puede tener financiamiento. A estas tasas es imposible. Lo segundo es avanzar en la reforma laboral, muchas pymes no quieren crecer porque no quieren emplear. Lo dicen abiertamente "yo no quiero crecer más porque no quiero emplear más, pongo en riesgo mi capital". El tercer punto es el fiscal, con las actuales cargas, se complica el retorno de la inversión. Tenemos menos pymes exportadoras porque hay un costo local alto. Por eso, el régimen simplificado es muy importante para un micro emprendedor.

- En la actualidad se está discutiendo sobre el régimen simplificado, ¿cree que tiene que seguir?

- No solo tiene que seguir, sino que tiene que potenciarse y simplificarse. En Brasil alcanza hasta una facturación diez veces más alta que la Argentina, van pagando una alícuota más alta a medida que van creciendo los ingresos. Si Nación está pensando en subir los topes, bienvenido. Hay que subirlos más. Hoy debería ser de $200.000 y está en $65.000. Entonces, hay que subir el tope y tener una tributación media. El régimen simplificado está en toda América Latina y aquellos países que tienen tope alto y tributación media tienen más pymes. Insisto, no hay que pensar en la cosecha si no se hace la siembra. Hay que sembrar en el simplificado y van a obtener más. La Argentina requiere, hace mucho, una evolución empresaria, hay un ascenso empresarial frustrado.

-¿Eso implica que nacen y mueren rápido o que quedan pequeñas?

- Tenemos muchas micro pymes que se convierten en pequeñas y muchas menos pequeñas que se convierten en medianas. Pero no tenemos casi nada que se conviertan en grandes. En el país hay muy pocas compañías grandes; los "unicornios" de los que hablamos son siempre los mismos. No puede ser; esto no pasa en el mundo. El ascenso empresarial en la Argentina está frustrado. La cantidad de pymes cada 1000 habitantes en el resto de Latinoamérica triplica o cuadruplica la de la Argentina. Tenemos un problema muy grande de incentivo en la generación de empresas. A veces ponemos el carro delante del caballo.

- ¿Entonces, no crecen por restricciones macro o por las reformas que faltan?

- Por ambas razones. El acto más importante de la historia económica en la humanidad es cuando alguien va y lo que tenía acumulado, lo que era su stock de capital, lo pone en juego. Para hacerlo tiene que tener retorno de la inversión. JP Morgan dice que hay US$400.000 millones fuera del sistema en la Argentina; tenemos 20 RIGI fuera del sistema. Claro que bienvenido ese régimen, pero hay mucho debajo de un colchón, en la caja de seguridad, en dólar cripto... en lo que sea. Ese es el proceso que hay que desatar. Hace unos días un chofer de un auto de plataforma me contó que tenía un taller mecánico con lubricentro armado y que lo cerró en 2020 porque, con la pandemia, no tenía clientes. Tenía tres empleados, a dos los indemnizó, el otro le hizo juicio laboral. "La condición necesaria para que deje el auto es la reforma laboral. No soy tonto, estoy 14 horas conduciendo, pero para que ponga de nuevo en riesgo mi capital, necesito la reforma laboral", me dijo. Historias como esta, hay muchas, hay mucha pequeña pyme embargada en su ilusión de poder progresar. Hay mucha clase media retenida en su ascenso. Si las pymes despegaran, se podrían crear entre 800.000 y 1,1 millones de puestos de trabajo en dos años.

- ¿Por qué plantea en su libro que primero es cambiar y después crecer?

- Porque el crecimiento sin transformación va a llevar a crecer en el corto y caer en el mediano y largo. Con los cambios en el contexto nacional e internacional, las pymes no pueden pensar en aumentar su facturación si primero no se reinventan; deben asumir la Inteligencia Artificial, reorganizar sus equipos, asumir que no pueden seguir haciendo lo mismo que vienen haciendo hace años. La brecha tecnológica es brecha de competitividad. La realidad muestra que las firmas que realicen estos cambios crecen 2,5 veces más que aquellas que no los hacen, las primeras les terminan pasando por arriba. Las compañías deben hacerse más eficientes, analizar datos, hay que crecer por estrategia, no por inercia.

- ¿En qué tiempos deben hacerse esos cambios?

- Diría que hay un tiempo real y uno inicial. El inicial es el del inversor que ve a la Argentina con horizonte, el otro es el que espera a ver las reformas, quiere ver leyes aprobadas y reglamentadas. Ese es el que demorará y, posiblemente, no resista.

- ¿Y en qué tiempos deberían salir las reformas que impulsa el Gobierno? ¿Cuánto más pueden resistir las pymes?

- Ese es el tiempo político y depende de la pericia de quien conduce el Ejecutivo. No puedo proyectar que las reformas saldrán de manera inmediata y serán las mejores. Ahora el presidente Javier Milei tendrá un Congreso que le permitirá canalizar los proyectos. Los que crean que las reforma les darán una competitividad inmediata van a fracasar en el camino. La competitividad avanzará a velocidad crucero. Una reforma tributaria demorará ocho o diez años en terminar de bajar impuestos. Entonces, la mejora de la productividad tiene que ser a la velocidad de un jet. Este ciclo no se revertirá, esa velocidad de jet será la que permitirá subsistir. Ningún empresario racional debe creer que la Argentina tendrá infraestructura, impuestos bajos y la ley laboral que quiere. Por eso, primero debe mejorar la productividad. Hay mucho empresario que no está dispuesto a esperar mucho tiempo más porque sabe que el proceso de mejora y cambio lo tendrá que financiar con su capital.