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Universo “coworking”: readecuaciones, cierres y fe en el futuro (09/08/2020)
Universo “coworking”: readecuaciones, cierres y fe en el futuro

Entre tanta incertidumbre, la pandemia de Covid-19 ya arrojó varias certezas. Se anticipa, por ejemplo, la permanencia del trabajo fuera de la oficina como una modalidad que seguirá muy vigente (el teletrabajo ya fue incluso regulado en el país, aunque con críticas empresariales).

También se espera que avancen el cuentapropismo y las tipologías freelanceen un mercado laboral complejo e inestable. A la vez, se vislumbra una reestructuración de empresas a estructuras físicas más flexibles y de menores costos, y el avance horizontal de la tecnología, impulsando aún más el protagonismo de las ocupaciones que se apoyan en ella. 

Todas esas tendencias entrañan oportunidades para el formato de coworking, esos espacios de trabajo compartidos e hiperflexibles que en los últimos años se multiplicaron en el mundo y en Córdoba. 

Sin embargo, el potencial reluce en una margen del río hasta la que aún tienen que nadar esos espacios, surfeando el oleaje de la "nueva normalidad".

Ese desafío atraviesan hoy los coworkings cordobeses. En el sector admiten que la pandemia, la retracción de la actividad económica y las medidas de aislamiento –letales para un formato de oficina basado en la confluencia de gente, la alta rotación y la densidad de uso por metro cuadrado– ya obligó al cierre de varios espacios y amenaza seriamente a otros. 

Explosión y cierres

En la ciudad de Córdoba, según varios relevamientos realizados por La Voz, el número de coworkings de diverso tipo y escala se triplicó: de 15 detectados en 2016 pasó a unos 47 entre fines de 2019 y principios de 2020. 

En medio, hubo bajas y subas de espacios, un proceso que en el actual contexto empieza a arrojar saldo negativo. 

En el ámbito de ECO Cultura Colaborativa, una alianza de 14 coworkings de la ciudad y alrededores, y que funciona como una especie de cámara que el sector aún no constituyó, se relevaron cuatro cierres definitivos en las últimas semanas.

A estos pueden sumarse otros no detectados por el grupo y, en las próximas semanas, agregarse bajas de sitios que ya admitieron que evalúan discontinuar su actividad. 

ECO elaboró, con asesoría profesional, un protocolo de funcionamiento sectorial, que presentó al Centro de Operaciones de Emergencias (COE), pero aún no tuvo respuesta. 

Sin embargo, y merced a los muy diversos formatos físicos que tienen estos espacios y a la variedad de actividades que albergan, algunos pudieron volver a ponerse en funcionamiento. 

Las zonas de puestos individuales no funcionan o lo hacen con medidas de mayor distanciamiento (eso redujo la dotación de posiciones entre 15 y 50 por ciento, o incluso más, según los espacios, lo que afecta la rentabilidad).

Tampoco se utilizan, en general, los espacios compartidos por los clientes, como las salas de reuniones o los livings

A la vez, los complejos acotaron la rotación de personas y priorizaron a los clientes estables de mayor escala.

Empresas, más estables

“La situación nos impactó fuerte a todos y, en mayor medida, a quienes sólo tenían puestos de coworking y no oficinas privadas corporativas, porque estas últimas mantuvieron mayor ocupación”, explica Julieta Sandrone, socia de Co-Innova, el coworking que ocupaba cuatro plantas en el Córdoba Business Tower y hoy se reestructuró en tres pisos.

“Entre 30 y 40 por ciento de los clientes se dio de baja, sobre todo profesionales que usaban los puestos. Las oficinas se mantuvieron por el perfil de empresas con que trabajamos y porque nos esforzamos en contenerlas: redujimos las tarifas pactadas al 50 por ciento. Por suerte, tuvimos un gran apoyo de nuestra comunidad y también de los propietarios, con quienes pudimos acordar reducciones de alquiler”, agrega. 

El espacio funciona con numerosas medidas sanitarias: varios de sus usuarios acordaron asistir en turnos diferentes para no coincidir y, por precaución, el coworking hoy no ofrece la modalidad de uso partime, de alta rotación. 

A futuro, las socias de Co-Innova ven oportunidades: “Las empresas están combinando el uso de la oficina con el teletrabajo, buscando la vuelta para cuidar a sus empleados y a la vez poder funcionar bien. El coworking es flexible y muy bueno para resolver esas necesidades”.

Daniel Parodi, propietario de Ciudad Empresaria, también asegura que comienza una migración hacia el formato: “Nuestro coworking tiene una oferta de 800 puestos world class que aplica perfectamente al cambio de paradigma que se está registrando en muchas empresas: reducir costos, mudarse a estructuras más flexibles y de menor tamaño, sin hacinarse para cuidar la salud y, a la vez, poder estar en un ecosistema que les permite hacer sinergias”. 

El empresario sostiene que seis pymes se sumaron al espacio o están en proceso de hacerlo durante la cuarentena. Y que por las características de calidad que el coworking ofrecía, adaptarlo a las medidas de distanciamiento social y los protocolos sanitarios no fue complicado. 

Albergar la pospandemia 

En medio de las dificultades, el impacto del home office también se siente como dato positivo en El Piso, el coworking que lleva seis años de funcionamiento en Alta Córdoba.

Ubicado en una casona, hoy sólo tiene habilitado un espacio de oficina que da a la calle, alquilado hace tiempo por una inmobiliaria. El resto no puede funcionar a pesar de la demanda. “Tenemos muchísimas consultas de trabajadores independientes, sobre todo mujeres. Están en sus casas y ya no aguantan más trabajar en ese ámbito”, señala Clarisa Rivero, una de las socias. 

El mismo proceso de “retorno” creciente de independientes y de freelancersdetectan en GP Coworking, ubicado en un edificio propio de nueve plantas en barrio General Paz.

El lugar, que alberga a varias empresas con mucho uso de espacio, funciona con estricto protocolo. Juan Fiesta, su encargado, revela que ya lanzó un nuevo servicio pensado para el contexto, con un costo que arranca en 40 mil pesos mensuales más IVA.

“Estamos apostando a las oficinas para e-commerce: espacios (desde 20 hasta 275 metros cuadrados) donde dejar stock y, a la vez, resolver todas las tareas de oficina. Permiten a una marca online montar aquí todo su funcionamiento”.

Testimonios desde los espacios colaborativos

Daniel Parodi, Ciudad Empresaria. “Estamos recibiendo pymes que eligen achicar costos de oficina y a la vez funcionar en un entorno seguro como un coworking world class. El concepto de trabajar en espacios comunitarios va a seguir, sobre todo por el valor que aporta estar en un ecosistema que permite sinergias y favorece el networking”.

Julieta Sandrone, Co-Innova. “Las restricciones y la baja de parte de los clientes nos llevó a reorganizar el espacio y la comunidad en tres de los cuatro pisos que usábamos; pero tenemos posibilidad de crecer rápido si es necesario. Nuestro foco siempre estuvo en empresas y vemos que muchas comienzan a querer descentralizar trabajadores para disminuir riesgos, eso nos abre oportunidades”.  

Victor Mochkofsky, Espacio Abasto. “Tuvimos que cerrar Espacio Abasto por este contexto, se hizo imposible seguir manteniendo los costos de una estructura tan grande y más ante la incertidumbre de no saber hasta cuándo. El coworking era sólo una arista de nuestro proyecto de impulsar la economía de triple impacto, seguimos trabajando las otras. Creo que el formato tiene futuro porque la gente siempre querrá juntarse y los espacios conectores tienen valor”. 

Alina Psenda, El Piso. “Nosotros sólo habilitamos una oficina debido a las restricciones del Covid-19, pero hay usuarios del espacio que están desesperados por volver. El freelance que estaba yendo a un coworking pudiendo trabajar en su casa lo seguirá eligiendo: ofrece un espacio adecuado, da una rutina y una organización al trabajo; y lo más importante: vínculos”.

Laura Ferrari, Espacio Auroom. “Hoy estamos concentrados en cubrir los costos fijos y seguir funcionando. Hace un tiempo abrimos sólo para los clientes estables, que nos dieron un gran apoyo durante toda la cuarentena pagando incluso cuando no podían venir. Ocupan las oficinas y sólo tres de los puestos de taller, porque somos un espacio especializado en joyería. Lo que más valoran los coworkers es la interacción entre pares que ofrece el lugar, creo que eso se mantendrá”.

Juan Fiesta, GP Coworking. “Estamos atravesando la transición, abrimos con protocolos y con cambios. Las empresas que estaban permanecieron, los freelancers que se fueron están comenzando muy lentamente a volver. Estamos lanzando un servicio de oficinas para e-commerce que apunta a resolver nuevas necesidades”.

Fuente: La Voz