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Edwards: “La inflación es síntoma de enfermedad” (13/01/2014)
Edwards: “La inflación es síntoma de enfermedad”

Sebastián Edwards Figueroa economista, consultor internacional y escritor chileno. Se tituló de Ingeniero Comercial en la Universidad Católica de Chile y continuó sus estudios en Estados Unidos, en la Universidad de Chicago, donde obtuvo los grados de M.A. (1978) y Ph. D. (1981) y donde se dedicaría a la docencia, primero como profesor asistente en el departamento de Economía, luego, como titular (1988), para finalmente pasar a ejercer, 1990, la catédra Henry Ford II en la Anderson Graduate School of Management.2 Además, fue economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (1993-1996) y desde 1981 es también investigador asociado del National Bureau of Economic Research (NBER).

Autor de más de 200 artículos académicos sobre economía internacional, macroeconomía y desarrollo económico, que han aparecido constantemente en importantes revistas especializadas. Edwards es también un asiduo columnista, cuyas opiniones han sido publicadas en importantes revistas y diarios alrededor del mundo

Es asimismo consejero de la Transnational Research Corporation y copresidente del Inter American Seminar on Economics (IASE), miembro del consejo asesor del Instituto Kiel; ha sido miembro del Council of Economic Advisors del Gobernador de California Arnold Schwarzenegger y presidente de Latin American and Caribbean Economic Association (LACEA) durante el periodo 2002-2003 y profesor extraordinario del Departamento de Economía de la Escuela de Dirección y Negocios de la Universidad Austral, en Argentina (2000-2004).

Sebastián Edwards ha sido consultor de numerosas empresas e instituciones multilaterales —Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional (FMI), Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos, OECD— y ha trabajado en esa calidad en numerosos países, incluyendo los siguientes: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Egipto, Guatemala, Honduras, Indonesia, Corea, México, Marruecos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Tanzania, y Venezuela. También ha sido testigo experto en variados litigios relacionados con activos financieros, transacciones financieras intencionales, sistemas impositivos internacionales e inversión extranjera directa. 

 

Se reproduce a continuación la nota publicada en el Diario Ambito Financiero.

 

Para el economista chileno, tener varios dólares es “símbolo de retraso económico”. Criticó acuerdo de precios.

El economista chileno Sebastián Edwards cree que para "América Latina éste será un año sin mayores conquistas, con un crecimiento promedio más bien pobre (cerca del 3%) y una macro sin grandes novedades". En diálogo con Ámbito Financiero desde la Universidad de California, evaluó además el nuevo acuerdo de precios argentino. Dijo que "congelar precios es una mala política que sólo apunta a los síntomas. No hay ninguna instancia histórica donde este mecanismo haya dado resultado para contener la inflación en el mediano plazo. Nunca resultó en la Argentina, y tampoco va a dar resultados ahora".
Periodista: ¿Cómo resumiría lo que fue 2013 en materia económica para el mundo?
Sebastián Edwards: 
Fue un buen año para el mundo. La recesión empezó a quedar atrás en Estados Unidos, y los temores de un colapso total en Europa retrocedieron con fuerza. Hay fundadas esperanzas de que la recuperación continúe en los Estados Unidos -a pesar de las cifras mediocres de empleo del viernes pasado-, y que las primas por riesgo de España e Italia sigan cayendo. China sigue firme, a pesar de las repetidas predicciones de que ahí habría un gran ajuste. Y Japón decidió enfrentar, finalmente, el tema de la deflación, lo que es muy positivo. África confirmó que tiene un buen futuro.
P.: ¿En América Latina el panorama fue diferente?
S.E.: 
Para América Latina el año pasado fue tan solo regular. Casi todos los países latinoamericanos tuvieron una caída en sus tasas de crecimiento. 
Esto se debió, en parte, a los menores precios de los commodities, y al "tapering" de la Reserva Federal, lo que indujo a un ajuste de portafolio de los inversores. Desde mediados de junio hay menos interés por invertir en los emergentes y se produjo una fuerte caída de los flujos de capitales. El desempeño de Brasil y de México fue particularmente decepcionante. Además, los países con desequilibrios macroeconómicos -como la Argentina y Venezuela, especialmente- no lograron corregir sus políticas fiscales o monetarias, y han seguido con fuertes problemas de inflación y de desajustes externos. Incluso los países que en los últimos años han mostrado mayor solidez, como Perú y Chile, tuvieron cierto retroceso durante 2013. Además de América Latina la otra región donde las cosas no anduvieron muy bien fue India. Hubo una caída muy fuerte de la rupia. Tan así es que tuvieron que importar un nuevo presidente del banco central desde la Universidad de Chicago.
P.: ¿Cree que ese panorama se mantendrá en 2014?
S.E.:
 Lo más probable es que la recuperación en los países avanzados continúe. También es posible que India tenga un año mejor. España seguirá recuperándose de la violenta crisis que la aquejó. Para América Latina veo un año sin mayores conquistas -bueno, excepto que la Argentina ganara el Mundial-, con un crecimiento promedio más bien pobre (cerca del 3%) y una macro sin grandes novedades. Aunque, claro, las cosas son diferentes de país en país. Creo que México podría sorprendernos positivamente. Si eso llega a suceder, América Central también tendría un año relativamente bueno.
P.: ¿Los avances que realizó la Argentina con organismos internacionales colaborarán con la posibilidad de volver a los mercados internacionales?
S.E.:
 Todos estos desarrollos son positivos. Lo de la Argentina, desde 2001, ha sido muy triste y muy complejo. Ha habido desconfianza en la globalización y rabia con los organismos. Si bien eso puede ser comprensible, no ha sido positivo. La Argentina es una gran nación, un país importante con grandes logros. En definitiva, un país que debe participar en el gran concierto internacional de naciones. Por ello a mí me causa mucha alegría ver que las rencillas del pasado empiezan a desaparecer, que las heridas comienzan a cicatrizarse. Todo ello es bueno para la Argentina y para la región latinoamericana. Eventualmente esto se traducirá a un nuevo acceso a los mercados de capitales. Podría, incluso, ser este año. Pero entonces la pregunta es a qué costo -tasa de interés- lo hará. Si hay correcciones en la política monetaria, la tasa podría ser razonable. Pero yo no veo demasiadas intenciones de parte de las autoridades por introducir estas correcciones.
P.: ¿Cree que habrá un fallo final adverso o favorable a la Argentina en el juicio con los holdouts en Nueva York?
S.E.: 
El sistema judicial de los EE.UU. es muy independiente, y no hay manera de que los políticos puedan influir en las decisiones de las cortes. Los jueces -y, cuando corresponde, los jurados- toman decisiones en forma autónoma e independiente. Igualmente, muchos analistas en EE.UU. -incluyendo algunos en la administración Obama- creen que un fallo adverso para la Argentina crearía un precedente malo para el sistema financiero internacional al introducir dificultades para que, en casos de verdadera necesidad, se requiera reestructurar deudas soberanas. El problema que enfrenta la Argentina en la corte nace, en gran parte, del hecho de que la "quita" que la Argentina les impuso a los bonistas en 2005 -y en las ofertas posteriores- es excesiva. 
P.: En la Argentina se está volviendo a recurrir a los acuerdos de precios congelados para frenar el alza de la inflación. ¿Es una decisión adecuada?
S.E.:
 La inflación es el síntoma de una enfermedad; de que una economía está siendo afectada por desequilibrios macroeconómicos; por un crecimiento de la demanda que excede el crecimiento de la oferta. Ni en medicina ni en economía es recomendable atacar los síntomas. La manera de terminar con la enfermedad es yendo al fondo del problema. Congelar precios es una mala política que sólo apunta a los síntomas. No hay ninguna instancia histórica donde este mecanismo haya dado resultado para contener la inflación en el mediano plazo. Nunca resultó en la Argentina, y tampoco va a dar resultados ahora.
P.: El Gobierno advirtió que podrían estatizarse las empresas de energía eléctrica. ¿Cómo evalúa ese proceso?
S.E.:
 Me parece mal. Los apagones en la Argentina son, en lo esencial, la consecuencia de una década (o más) sin inversiones. Esta falta de inversiones, por su parte, es la consecuencia de la inestabilidad jurídica, los controles de precios, y la decisión del Gobierno de desconocer los contratos firmados. La pregunta que hay que hacerse ahora es si el Estado -luego de las nacionalizaciones- podrá hacer las inversiones requeridas en forma oportuna y a un bajo costo. No sé cuál es la respuesta, pero sospecho que los resultados no serán buenos. Generalmente, el sistema ideal es uno donde las inversiones las hace el sector privado, y el Estado provee un marco regulatorio y de control eficiente. Marco que evita los abusos, y al mismo tiempo asegura que se hagan las inversiones que el país necesita. 
Este sistema -que la Argentina tuvo en el pasado- debiera ser la meta del Gobierno. Es una lástima que no lo esté haciendo, y que haya decidido moverse en una dirección exactamente opuesta. 
P.: ¿Cómo evalúa la situación del mercado cambiario argentino, hoy con un dólar oficial, uno paralelo, uno turístico, etc.?
S.E.: 
La existencia de varios mercados cambiarios es un claro símbolo del retraso económico. Esto es así y alguien tiene que decirlo; no se saca nada con esconderlo. No hay ningún país moderno -ni que aspire a serlo- que tenga hoy en día varios mercados cambiarios. Lo que ha sucedido en la Argentina en este ámbito es un retroceso y es dañino. Es una distorsión grave que fomenta la especulación, las trampas y la corrupción.

Entrevista de Florencia Lendoiro

Fuente: Ambito y Equipo IERALPyME