En este contexto donde se conjugan las crisis sanitaria y económica,resulta crucial potenciar la inclusión financiera de MiPyMEs y emprendedores. Con una gran parte de la actividad económica detenida, las necesidades más acuciantes de las empresas más pequeñas pasan por poder pagar sus nóminas salariales y financiar sus necesidades diarias, a las que hoy se les suma en muchos casos tener que adaptarse a nuevos esquemas de producción, comercialización y teletrabajo para sostener la actividad productiva. Para las entidades financieras, además de desarrollar líneas específicas que cubran estas demandas, buena parte del desafío pasa por facilitar el acceso a estos créditos. En ese camino, la alianza estratégica entre los Bancos y las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) viene resultando una solución muy efectiva para alcanzar con financiamiento accesible y ágil a más empresas.
Las SGR brindan avales en forma rápida y segura para que las entidades financieras puedan asistir con créditos a sectores que usualmente están alejados del financiamiento bancario y se ven obligados a recurrir a alternativas muy desventajosas. Por ejemplo, las nuevas líneas crediticias creadas por los bancos para la emergencia, destinadas a sectores productivos esenciales y diversos ámbitos como el Tecnológico, Audiovisual, Farmacéutico, Bioquímico, Diseño y Logístico, con destino para Capital de Trabajo, a través de las SGR amplían su accesibilidad y hasta permiten duplicar el plazo del préstamo y obtener una tasa más baja gracias a los avales de estas firmas. El rol que desempeñan consiste en asumir mayores riesgos crediticios al simplificar la solicitud de requisitos para el análisis y otorgamiento de los préstamos, en comparación con los parámetros habituales que se evalúan y rigen en el sistema financiero. Esto le permite a los Bancos aplicar una reducción en la tasa de interés y destinar más fondos para estos segmentos.
En la actual pandemia observamos cómo en la Región y en el Mundo, las SGR han incrementado notablemente su accionar para incluir empresas que por ejemplo tienen una elevada cuota o concentración de riesgos en los Bancos que les impiden obtener nuevos fondos; empresas muy jóvenes con escasos antecedentes de actividad o empresas con respaldos patrimoniales o garantías acotadas o con hipotecas previas, entre otras situaciones que contemplan y se resuelven mediante los avales de SGR. Hay varias Sociedades de Garantía Recíproca en el país que se han ido desarrollando en estos años. Una de las principales del sistema es Garantizar, que se ha extendido por gran parte del país y cuenta con un fondo de riesgo de $10.000 millones.
La articulación con estas sociedades es de larga data y colabora también en potenciar proyectos de microfinanzas en barrios vulnerables y expandir la accesibilidad a empresas muy pequeñas y/o jóvenes, a Monotributistas y Autónomos, y desde el año pasado con la inclusión de las mujeres emprendedoras. Los avances en la atención permiten que los préstamos lleguen a las empresas y emprendedores en forma eficaz, segura y netamente online. Para eso, por ejemplo, Garantizar dispuso mecanismos de seguridad bajo la modalidad Blockchain y comprobación biométrica del Registro Nacional de las Personas (Renaper). Hoy, los interesados, con sólo registrar sus datos en las plataformas de las compañías SGR o en el mismo Banco, básicamente presentando un DNI, la constancia de inscripción en AFIP y el certificado pyme, obtienen un aval de las SGR y luego el Banco otorga el crédito, en un lapso que ronda las 48 a 72 horas.
Los desafíos que enfrenta el sector financiero de cara al cliente son varios y diversos, pero es claro que se destaca la necesidad de profundizar el acceso de las empresas a sus productos y servicios. La sinergia de Bancos y SGR colabora en ese sentido y constituye un puente efectivo para lograrlo. No obstante, el país requiere un sistema financiero con más volumen y un marco de estabilidad económica que le permita a todas estas entidades potenciar sus alianzas y enfocarse en la inversión y financiamiento de la actividad productiva.
Fuente: Ámbito