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Estudio IERAL: Distribución del ingreso y políticas sociales (29/06/2011)
Estudio IERAL: Distribución del ingreso y políticas sociales

Una Argentina Competitiva, Productiva y Federal - Doc nº 15

Resumen ejecutivo

 

El nivel de pobreza y desigualdad sigue siendo una preocupación en la Argentina, a pesar del fuerte incremento del nivel de actividad en los últimos años. La pobreza aún ronda el 25%. Desde el 2007 no ha mejorado sustancialmente, en parte por la aceleración de la inflación y por la fuerte proporción de empleo informal.

Existen además fuertes condiciones de pobreza estructural que afectan a las posibilidades de movilidad social a través de la educación y la salud de los hogares. En particular, la Argentina es uno de los países con mayor transmisión intergeneracional de la pobreza, que se manifiesta en las oportunidades de los niños. Por ejemplo, sólo el 20% de los hijos de padres con educación primaria acceden a la universidad, frente al 80% de los hijos de padres con educación universitaria.

Las políticas sociales deberían restaurar las capacidades y la autonomía de los hogares, a la vez que los asisten en situaciones de fuertes shocks o pobreza extrema, con la prioridad en los niños y en la igualdad de oportunidades.

Las políticas de transferencias condicionadas han sido fundamentales para avanzar en la lucha contra la pobreza en las últimas décadas en América Latina, ya que ligando la condicionalidad a cuestiones relativas a salud y educación, no sólo abordan objetivos de corto plazo (mitigar la pobreza), sino que se proyectan en el largo plazo (formación de capital humano). Las evaluaciones indican que han tenido éxito no sólo en tanto ayuda económica a los hogares pobres, sino también como incentivo a la inversión en capital humano para sus hijos. Aún quedan muchos aspectos por mejorar en estas políticas, como el impulsar el rendimiento y no sólo la asistencia, centrar la focalización en los más pobres, reducir los efectos indeseados en el mercado de trabajo y mejorar las evaluaciones de impacto de largo plazo.

En Argentina, a partir de la Asignación Universal por Hijo (AUH), las políticas sociales han sufrido una reestructuración sustancial. Se ha pasado a una política de transferencia condicionada, siguiendo el ejemplo de otros países y las propuestas de diversas organizaciones. Su implementación lleva a la desaparición progresiva de múltiples programas de baja escala y superpuestos. Se mantienen algunas intervenciones destinadas a objetivos más específicos, como la nutrición y el trabajo.

Un plan de la envergadura de la Asignación Universal por Hijo, dirigido a mitigar la pobreza de ingresos, debería complementarse con otras medidas que promuevan la inserción y la asistencia a hogares sin hijos. Por ejemplo, sería conveniente: (i) implementar un plan de nutrición masivo; (ii) con los fondos de planes de empleo que otorgan incentivos inadecuados (como el "Argentina Trabaja"), implementar un plan de inserción para los trabajadores que brinde ingresos transitorios y contraprestación en empleo, capacitación o servicios comunitarios; (iii) instaurar un plan de reinserción de los hogares con acompañamiento al estilo del plan "Chile Solidario".

Las mejoras en las políticas sociales deberían fundamentarse en evaluaciones de impacto. La Asignación Universal por Hijo debería ser evaluada desde el Estado (hasta ahora un enorme déficit), de modo de identificar el efecto del plan sobre la educación y la salud de los niños, sobre el empleo y la formalidad de los adultos, y sobre otras variables del hogar.

 


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