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Estudio IERAL: Cadena Porcina (02/05/2011)
Estudio IERAL: Cadena Porcina

Una Argentina Competitiva, Productiva y Federal - Doc. n° 5

Resumen ejecutivo

 

La cadena de la carne de cerdo y sus productos derivados tiene enormes perspectivas de crecimiento durante los próximos años en Argentina.

Las ventajas para la producción de la carne de cerdo son variadas. El país dispone de abundante materia prima agrícola, de agua, de buena sanidad, de conocimientos de procesos y productos industriales, de experiencias de comercialización de otras carnes (bovina, aviar) en importantes mercados en el mundo, etc.

Nótese que los dos grandes productores y exportadores de carne de cerdo del mundo, Brasil y Estados Unidos, son también grandes productores de granos y grandes productores y exportadores de carnes bovina y aviar. Argentina puede integrar este selecto grupo de productores pecuarios líderes.

La carne de cerdo tiene un gran mercado en el mundo, que se prevé seguirá creciendo, y que actualmente no está siendo explotado por Argentina.

El 43,2% de la carne que se consume en el mundo es de cerdo, contra el 32,8% de carne aviar y el 24,2% de carne bovina. FAO/OECD proyectan que el consumo mundial de carne porcina crecerá a casi el 2% promedio anual entre el 2010 y el 2020. La demanda estará liderada por los países en desarrollo, en particular del ASIA. Por caso, se prevé que las importaciones de China crezcan a una tasa promedio anual del 9,7% en el período.

Por otra parte, el escenario que ofrece el mercado interno argentino es quizás uno de los mejores de los últimos tiempos. El encarecimiento de la carne vacuna (por caída de la oferta), que se espera se mantendrá por varios años, significa una oportunidad inigualable para la consolidación de la carne de cerdo en la canasta del consumidor local. Hoy Argentina consume entre 7 y 8 kilos por habitante muy debajo de la medida mundial que está en los dos dígitos.

El IERAL considera que la producción de carne de cerdo podría crecer al 8,5% promedio anual hasta el 2020, en un escenario donde: a) el consumo interno llega a los 14 kilos per-cápita; b) se sustituye toda la importación de carne de cerdo con producción nacional; c) se generan exportaciones suficientes como para que el país alcance una participación del 1% en el comercio mundial en el año referido (muy por debajo de la que tienen actualmente Brasil o Chile).

Este escenario expansivo exige, además de condiciones de mayor estabilidad y previsibilidad macroeconómica que las que actualmente se disponen (en particular de tipo de cambio real), una estrategia integral que permita mejorar diversos factores críticos tales como: relación calidad-precio del producto; estatus sanitario del rodeo; acciones de promoción del consumo en el mercado interno; armonización tributaria entre carnes; inteligencia y estrategia para inserción y superación de barreras comerciales; facilitación pública de procesos reconversión productiva (financiamiento, capacitación); entre otros.

Por último, será clave la disponibilidad de fuentes competitivas para financiar la ampliación de la capacidad de producción de la cadena y la operatoria de las empresas a mayores volúmenes. De acuerdo a las estimaciones, la inversión necesaria en ampliación (inversión neta) para llegar al objetivo de producción antes señalado se aproximaría a los US$1.375 millones en el período 2010-2020 (diez años).

 


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