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Estudio IERAL: Cadena de la carne bovina (20/07/2011)
Estudio IERAL: Cadena de la carne bovina

Una Argentina Competitiva, Productiva y Federal - Doc nº 18

Resumen ejecutivo

 

Este documento forma parte de un importante estudio llevado adelante por los investigadores del IERAL de Fundación Mediterránea entre los años 2009 y 2010, que tuvo como objetivo principal identificar, evaluar y proyectar oportunidades de generación de valor económico y empleo en una serie de cadenas productivas del país, bajo una estrategia que prioriza la mayor inserción internacional de la producción, pero sin descuidar el fortalecimiento del mercado interno.

En este caso se resumen los principales resultados obtenidos para la cadena de la carne bovina.

En el año 1990 el país contaba con poco más de 51 millones de cabezas de ganado bovino. En el año 2010, el stock se aproximaba a las 49 millones de cabezas, es decir, el rodeo retrocedió un 5% en un período de 20 años. Este deterioro no se observa en otros países de la región. En el mismo lapso los rodeos bovinos de Brasil y Uruguay se expandieron en casi 25%. Brasil pasó de 149 a 185 millones de cabezas (+24%), y Uruguay de 9,4 a 11,6 (+22,6%).

En 2010 parece haberse iniciado un proceso incipiente pero sostenido de recuperación de la actividad ganadera en el país, que se encuentra sustentado en una mejora en tres frentes: el clima (más favorable que el de los años 2008 y 2009), los precios relativos de la carne (se recuperaron los precios de la carne bovina respecto a todos los bienes, incluido los granos) y una menor intervención del gobierno en el mercado de exportación (se redujo el encaje exportador).

Para consolidar el proceso referido, será clave que la política pública aprenda de los errores del pasado y no vuelva a desalinear los precios internos de los valores externos, dejando que el mercado y sus participantes funcionen con absoluta libertad de producción y comercio. Esta última condición exigiría volver al esquema donde los registros de exportación eran automáticos, eliminar completamente el encaje exportador y todo cupo de exportación, y también reducir hasta cero los impuestos a la exportación de carne bovina (actualmente en el 15%).

Hay un escenario internacional que es favorable y que hace pensar que es posible una expansión sostenida en la cadena bovina argentina en los próximos años. El mundo emergente tiene pronóstico de crecimiento y son muy pocos los proveedores mundiales líderes de carnes que pueden ofrecer tantas ventajas como las que ofrece la Argentina (la más importante, el acceso a la tierra y/o a los granos a valores inferiores a los de mercado).

La cadena bovina se encuentra atada al ciclo biológico de los animales. Lo anterior implica que los procesos de recuperación / expansión llevan mucho tiempo. De acuerdo a estimaciones propias, la Argentina podrá recuperar (bajo bases sustentables) el nivel de faena observado en 2009 (poco más de 16 millones de cabezas) en cinco o seis años (2016/2017) si durante un período de varios años (al menos hasta 2012/2013) se mantiene una baja tasa de extracción, de manera de recomponer el stock de vacas-vientres.

Si se supone una tasa de extracción del orden del 23% en 2011 y 2012, y luego paulatinamente creciente hasta llegar al 27,5% en 2020, el stock de ganado bovino podría incrementarse desde 49 millones de cabezas (2010) a 64,3 millones de cabezas (2020). El flujo de animales enviados a faena podría pasar de 11,9 millones en 2010 a 17,3 millones en 2020. Si se considera un peso medio de faena como el de años previos, constante para todo el período proyectado, la producción de carne anual se mantendría en torno a los 2,5 millones de toneladas res con hueso hasta 2012, y recién a partir de 2014 podría superar los 3 millones de toneladas. En el 2020, la producción podría llegar a 3,7 millones de toneladas. Si el peso medio de faena aumentase, el aumento en la producción de carne podría ser mayor.

Se estima que para lograr este escenario de crecimiento proyectado la cadena (incluyendo carne y cueros) deberá incorporar aproximadamente unos 39.800 nuevos trabajadores (al cabo del período). Se espera que el aumento de las exportaciones genere nuevos puestos de trabajo vía ampliación de la capacidad de desposte y procesado de carnes para exportación, dos actividades bien intensivas en mano de obra. También se incluyen en esta expansión los empleos que generarían las industrias de la curtiembre y de la manufactura del cuero, al disponerse de un volumen de materia prima (pieles) superior.

Las oportunidades para potenciar el valor de las exportaciones de carne bovina están vinculadas a explotar los mercados que demandan cortes de alto valor. Entre los cortes más exportados de mayor valor se tiene al lomo, el bife angosto, el corazón de cuadril y el bife ancho (todos cortes de tipo "singular"). En 2010 estos cuatro cortes representaron el 58% del volumen exportado como carne enfriada y el 11% del volumen exportado como carne congelada, y el diferencial de precio entre los dos métodos de conservación se encontró en un rango de entre 57% y 138% a favor del enfriado (considerando valores de 2009 y 2010).

Llegar a un rodeo de 64,3 millones de cabezas y a una faena anual de 17,3 millones de animales en el 2020 (colocando en el exterior el 33% de la producción de carne, 1,2 millones de toneladas res con hueso) requerirá de un flujo importante de fondos destinados a incrementar las tenencias de vacas (el principal bien de capital), mejorar y acondicionar las instalaciones de los establecimientos ganaderos (en particular para el engorde de los animales), ampliar la capacidad productiva y adecuar las plantas de los frigoríficos, entre otras inversiones. Se estima que estas inversiones (inversiones netas, por encima del flujo de fondos necesario para amortizar equipos, instalaciones y plantas actuales) en los dos eslabones principales de la cadena podrían aproximarse a un monto de US$ 5.000 millones (total a desembolsar en el período).

Además de garantizar la libertad de comercio y de afianzar el esquema de regulación que vela por la seguridad alimentaria, existen otras acciones de política pública que contribuirían a realizar el escenario de crecimiento proyectado en este trabajo. Éstas serían: a) Proveer Información Pública Confiable respecto de precios de hacienda y carne; b) Fomentar explícitamente la Cría Vacuna vía incentivos fiscales, apoyo crediticio y apoyo técnico; c) Profundizar y mejorar el sistema de trazabilidad de animales que aplica SENASA en la actualidad; d) Continuar y acelerar el proceso de armonización de estándares impositivos, comerciales y sanitarios de la industria frigorífica orientada al mercado interno respecto a los que tiene la industria frigorífica de exportación; e) Definir e implementar una inteligente política de comercio exterior que permita mejorar el acceso a mercados que hoy se encuentran cerrados o que son de difícil llegada para la Argentina (caso de Estados Unidos, Canadá, Japón o Corea del Sur); f) Realizar la distribución de todo tipo de cuotas para acceso a mercados externos bajo mecanismos estables, transparentes y basados en criterios de mercado; g) Formular/reformular normativa y regulación referida al Uso de la Tierra en Planteos de Producción Ganadera Intensiva/Confinada, para definir estándares comunes relativos a impacto ambiental en todo el territorio argentino; h) Poner en marcha mecanismos que reactiven la inversión en Infraestructura Estratégica (vial, ferroviaria y portuaria), para mejorar la disponibilidad de servicios de carga multimodal en cantidad y a costos competitivos en localizaciones del interior del país.

 


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