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Dudas de empresarios y analistas sobre el impacto de la crisis (31/07/2018)
Dudas de empresarios y analistas sobre el impacto de la crisis

Con matices, señalaron que todavía resta ver cómo la reciente turbulencia financiera afectará la economía real; optimismo oficial.

CÓRDOBA.- En un ambiente empresario marcado por la incertidumbre y la desconfianza sobre los pronósticos que indican que la economía podría empezar a recuperarse en los últimos meses del año, se desarrolló la jornada del 41er aniversario de la Fundación Mediterránea. Los economistas fueron, en líneas generales, más optimistas que los hombres de negocios.

Un hilo conductor entre los especialistas fue admitir que todavía no está claro cuál será el impacto de la crisis cambiario-financiera en la economía real. Ricardo Arriazu, por caso, enfatizó que el año puede cerrar con un crecimiento del 0,2% o con una caída del 3%, porque no se puede mensurar cuánto pesará la desconfianza en las decisiones económicas.

 

Planteó que en crisis como la actual la Argentina siempre ajustó por demanda y hay que hacerlo por oferta y con un aumento de las exportaciones; es la única manera -a su entender- de superar los problemas. Señaló que la reducción del déficit fiscal prevista para este año "se puede cumplir y sobrecumplir", pero en 2019 será "más duro porque el Gobierno tendrá pocos instrumentos".

"La principal herramienta es transferir gastos que les corresponden a las provincias y que los financien ellas. Esto forma parte de la discusión del presupuesto del próximo año", agregó.

La exposición de Juan Llach sobre presión fiscal fue terminante: ningún país en el mundo registra una decadencia tan larga y relativa como la Argentina; ninguno lleva 73 años de "inflación crónica", y la Argentina es la única economía bimonetaria en el mundo.

"No hay manual de procedimiento de cómo hacer para gestionar, en una economía bimonetaria, la herencia que recibió este gobierno, 41% del PBI de gasto público, 37% de presión fiscal incluyendo inflación y 7% de déficit". Planteó que la explicación de que la tasa de inversión argentina ronde el 15% del PBI (solo hay 20 países por debajo) es la alta presión fiscal.

Llach enfatizó que 10,45% del PBI ($45.000 millones) son impuestos distorsivos y que reducir a la mitad el 40% de evasión (incluyendo IVA, Ingresos Brutos y Ganancias) permitiría "eliminar de un plumazo todas las cargas distorsivas".

Propuso cobrar las retenciones a cuenta de Ganancias, algo que ya planteó en 2005; acelerar la reforma fiscal, que, según él, "va por el buen camino", y "animarse a discutir un impuesto a las ganancias que sea un impuesto único a los ingresos".

Marcelo Capello coincidió en que un Estado que gasta "mucho y mal" genera una carga a los privados y entorpece las inversiones.

Mientras el auditorio -que en esta oportunidad estuvo completo- esperaba proyecciones sobre tipo de cambio e inflación, Jorge Vasconcelos advirtió que el tipo de cambio es "una creación de Dios para humillar a los economistas".

El presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi, ratificó su defensa del dólar alto, aunque reconoció que la fábrica "se beneficiaba y ganaba más plata importando a dólar regalado".

Vasconcelos dijo que la primera receta para crecer es nivelar el desarrollo de las regiones; avanzar en la integración regional y en las desregulaciones, y analizar regímenes especiales para economías de frontera.

"China, de facto, nos está resolviendo una discusión -dijo Vasconcelos-. Hay que invertir en los nichos fuera del temible alcance de esa competencia", y subrayó que, en el mediano y largo plazo, la Argentina tiene poco margen para la selección de instrumentos de política económica: "En 2020, un nuevo cepo tendría consecuencias dramáticas para el tipo de cambio y la inflación".

El ministro de la Producción, Dante Sica, admitió que la "permanente inestabilidad económica" atenta contra las decisiones empresarias. "Recalculamos el programa, pero no lo dejamos de lado; estamos en los últimos metros de la crisis sin hacer ningún mamarracho".

Fuente: La Nación