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De competir a compartir (31/03/2017)
De competir a compartir

Argentina concentra el 13 % de los desarrollos colaborativos de América Latina, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Impulsados por pequeños y medianos emprendedores que siguen los pasos de las grandes compañías internacionales, crecen en el país iniciativas como espacios de trabajo compartidos, experiencias gastronómicas en casas particulares y hasta proyectos de financiación colectiva.

Desde los orígenes del capitalismo, no hay dudas de que comprar, acumular y adquirir cosas se ha transformado en uno de los deseos más intensos del ser humano. Pero esta época en la que “el tener” ha definido al “ser” parece estar cambiando en el mundo, y en un momento en el que las personas pagan más por la experiencia de usar cosas que por las cosas en sí mismas, surge un nuevo paradigma económico: el de compartir en lugar de poseer. 

Se trata de una nueva economía basada en el intercambio y la puesta en común de bienes y servicios mediante el uso de plataformas digitales, en las que personas que buscan algo se conectan con gente que lo ofrece: un lugar en un auto para ir a un mismo destino, un espacio para dormir durante una visita en una ciudad y hasta compras en forma colectiva. 
Esta economía colaborativa, basada en principios de cooperación y confianza, ha crecido con fuerza en los últimos años en la Argentina. Es impulsada por pequeños y medianos emprendedores cuyos proyectos están cambiando el modo de hacer negocios. De estas iniciativas, la más desarrollada en el país es la de espacios de coworking, que permite a profesionales independientes y a Pyme de diferentes sectores compartir un mismo lugar de trabajo ahorrando costos, pero también intercambiar ideas. Incluso hay más: talleres donde se comparten máquinas y hasta proyectos de financiación colectiva. 

• ESTADÍSTICAS • 

Argentina encabeza el ranking de desarrollos colaborativos en la región. Así, según un estudio publicado en 2016por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el país concentra el 13 % de este tipo de iniciativas que hay en América Latina ocupando el segundo puesto al igual que México. Por encima está Brasil con el 32% y por debajo Perú con el 11%. El resto de la región tiene niveles muy inferiores.

¿Pero cuál es la razón por la que cada vez más emprendedores se lanzan al mundo de la economía colaborativa? Entre las ventajas, permite utilizar recursos que se encuentran infrautilizados y mejora la competencia, obligando en muchos casos a que sectores tradicionales innoven. Por otro lado, hay muchos que conciben estas iniciativas como una respuesta a la inequidad e ineficiencia del mundo, y como una forma de concientización, al ver que, por ejemplo, el 40 % de los alimentos del planeta se desperdicia o que los coches particulares pasan el 95 % de su tiempo parados. Todavía quedan numerosas incógnitas para su integración en la economía. Especialistas afirman que aspectos como la fiscalidad, el empleo, la protección al consumidor o las estructuras de la propiedad, son elementos que aún despiertan debate, y el Estado deberá resolverlos tan rápido como surjan estos nuevos emprendimientos.

Fuente: Came