Novedades

Encuesta
Cómo las pymes pueden enfrentar la suba de tarifas (31/12/2017)
Cómo las pymes pueden enfrentar la suba de tarifas

Los incrementos de gas y luz vienen afectando significativamente a las empresas que usan energía de manera intensiva. Cuáles son sus principales reclamos y cómo se las ingenian para seguir adelante. 

Los incrementos de gas y luz vienen afectando significativamente a las empresas que usan energía de manera intensiva.

 

El año electoral llega a su fin y empiezan a tomar forma algunas de las medidas anunciadas por el Gobierno. Entre ellas, la tercera dosis del aumento de tarifas de luz y gas. En el universo industrial en general, y en el pyme en particular, se abre un interrogante: cómo repercutirán estas medidas en la actividad. 

 

 

Tras varios reveses político-judiciales, los aumentos en las tarifas eléctricas ganaron la batalla y registraron fuertes incrementos desde 2015. En 2016, la boleta de gas para pymes que consumen hasta 108 mil m3/año (P1 Y P2) aumentó 277%. En marzo de este año, se anunciaron nuevas subas: el gas mayorista para estas categorías se elevó 40%, alcanzando un monto de u$s 1,26 MMBtu. Para la luz, el "Primer monitoreo de Impacto Tarifario", hecho por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), informó que, aplicado el primer aumento en 2016, las boletas llegaron con una suba promedio de 211,5%, aunque con un rango de variabilidad de entre 109,5% y 635,1%. Este año, el incremento para comercios y pymes se fijó en 54%.

 

 

En 2016, la boleta de gas para pymes que consumen hasta 108 mil m3/año (P1 Y P2) aumentó 277%.

 

 

La quita de subsidios y el aumento de tarifas son un tema de agenda desde hace años. Durante el kirchnerismo, se configuró un esquema de subsidios en energía eléctrica a lo largo de toda la cadena de valor: generación, distribución y transporte. Gran parte se aplicaba a la etapa de generación, en la que se subsidiaba el combustible al empresario generador. En distribución, existían importantes subsidios a empresas como Edenor y Edesur en el Área Metropolitana de Buenos Aires y, en menor medida, a través del Plan de Convergencia en el resto del país.

 

 

El transporte de la energía también era subsidiado con compensaciones de aportes por parte del Estado Nacional. El mismo gobierno planteó su quita gradual, aunque no se concretó hasta que asumió Cambiemos. "Estamos de acuerdo que las tarifas estaban extremadamente bajas y había que hacer un plan para aumentarlas, pero el impacto fue muy fuerte", dice Pedro Cascales, secretario de Industria de CAME.

 

 

En el mundo pyme industrial existen dos grupos: el de las empresas a las que el aumento no les resulta significativo porque no son energía-intensivas, es decir, que el total de las dos facturas combinadas no supera el 3% de su facturación. Y el grupo de pymes a las que la energía les representa al menos el 10% del valor de facturación. Para este grupo, los aumentos ponen en riesgo su permanencia en el mercado.

 

 

Dentro de los sectores que hacen un uso intensivo, se encuentra la industria plástica, que usa  electricidad para maquinaria de inyección de plásticos.

 

 

Además, muchas son exportadoras y deben competir con este aumento de costos no solo frente a las grandes empresas, sino también al resto del mundo. Dentro de los sectores intensivos en energía eléctrica o de gas, se encuentran la industria plástica, que usa electricidad para maquinaria de inyección de plásticos; producción de vidrios intensivos en gas, con hornos que requieren procesos continuos que encarecen el procedimiento; fundiciones de hierro o acero con gas o electricidad; hornos o secaderos de alimentos y procesos vinculados a leche o suero.

 

 

La voz de los protagonistas

 

 

La Fachada es una pizzería con renombre en la noche porteña.  Cada uno de sus cuatro socios se encarga de una sucursal y, si bien hay gastos en común, cada uno tiene su administración. Conrado se encarga del local de Villa Pueyrredón, que tiene ocho empleados y este mes cumple dos años. La apertura fue justo antes de los aumentos y en dos o tres meses la boleta de luz se le duplicó: "Lo que me partió al medio es que proyectaba gastar un cierto techo, y me doy cuenta de un mes a otro que no llego. Me retraso para pagar impuestos, lo que me los encarece aún más".

 

 

Los costos de la mercadería también aumentaron: el kilo de muzzarella pasó $ 50 a $ 90. Para la bicicletería Vitius, el panorama es similar: la luz aumentó cuatro veces desde el 2016. En el local trabajan cuatro personas y Juan Francisco, su dueño, cuenta: "Crecer me cuesta un montón porque no tengo los márgenes de antes". Y agrega: "Entendía que estábamos pagando poco de impuestos, pero nunca pensé que el aumento sería tan grosero". 

 

 

El universo pyme es heterogéneo, y cada empresa tiene su estrategia para enfrentar la suba de costos. Conrado cuenta que en La Fachada aumentaron siempre los precios a la par del aumento del gasto, pero estos últimos años no se pudo mantener la proporción, porque "la gente no la puede comprar". La estrategia de la sociedad fue unificar algunos proveedores entre los socios e invertir en una gran compra de productos no perecederos, para congelar precios. En los meses de menos trabajo, se vieron obligados a reducir personal. 

 

 

Vitius compite con portales de venta de bicicletas que importan directamente y no tiene la posibilidad de trasladarlo a precios; el aumento de los repuestos cambió radicalmente su actividad original. "Antes me dedicaba a fabricar bicicletas, según qué necesitaba la persona. Ahora ese trabajo es hasta difícil de presupuestar. La estrategia es importar, y dedicarle más trabajo al arreglo de las bicicletas que nos traen", cuenta Juan Francisco. Esto, acompañado de la búsqueda de mejores precios en los repuestos, diversificando los proveedores y aumentando el riesgo de tener un faltante por no saber cómo va a responder cada uno. 

 

 

El universo pyme es heterogéneo, y cada empresa tiene su estrategia para enfrentar la suba de costos.

Nicolás Lenin tiene un maxiquiosco en Moreno hace 20 años, y cuenta que, en los meses en que se hicieron efectivos los aumentos, tuvo que reducir el pedido de mercadería, acotándose a productos de mayor rotación. También empezó a vender comida casera, para pagar la factura de luz. 

 

 

Hace más de 30 años, Lionel’s se dedica a la fabricación, importación y exportación de juguetes. En su fábrica, en el conurbano bonaerense, el aumento de tarifas impactó  porque las máquinas funcionan con electricidad. Salvador Cogliano, su dueño, cuenta que el impacto en los costos, sin embargo, fue de 7%. "Ese aumento lo pudimos trasladar completo a los precios porque, al tener márgenes pequeños, los clientes lo entienden", aclara. 

 

 

Buenos Aires y el resto de la Argentina

 

 

La situación en el interior del país tiene sus particularidades. Sonia es socia gerente de Vidrial, una firma con 95 empleados con una fábrica que agrega valor en seguridad y eficiencia energética en vidrios de abertura, en el Parque Industrial Tucumán. El impacto de la electricidad en los costos es del 15%, por lo que sufrió el aumento aunque explica: "En el norte nunca tuvimos energía barata, por lo que el impacto fue grande, pero no tanto como en la región Centro o Buenos Aires". El aumento en los costos que la empresa puede trasladar parcialmente al precio del producto los afectó en la competitividad para exportar. La estrategia de la firma, dado que está ubicada en un Parque Industrial, es invertir en energía alternativa para no depender de subsidios o subas de tarifas. 

 

 

En otras provincias, el impacto fue mayor: en el informe sobre el incremento de la tarifa de luz en la industria y comercios de Santa Fe, el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), expuso el caso testigo de una industria plástica en la zona sur de Rosario, cuya tarifa había permanecido sin variaciones desde el 2009 pero, desde febrero de 2016, el costo del Kwh aumentó 350%. En Salta, el incremento llegó al 800%, con comercios que recibieron facturas de luz de $ 30.000.

 

 

Perspectivas en contexto

 

 

Desde CAME, junto con las pymes, están trabajando en dos frentes para hacer pedidos al Gobierno: en el corto plazo, darle un tratamiento especial en este cronograma de subas de tarifas a aquellas que son intensivas en energía. "No pedimos subsidiar para siempre la energía, sí que haya una parte de las empresas que puedan contemplarse distinto por ser pyme y no poder convalidar el aumento de sus costos en el mercado tan fácilmente", aclara Cascales. 

 

 

A mediano y largo plazo, proponen un plan de autogeneración de energía, que capacite a empresarios para que vean los beneficios de sustentarse con otras fuentes. Pero, ni siquiera esa solución es determinante. La suba de tarifas, junto con un aumento de precios, apertura de importaciones y una baja en el consumo afectan a la actividad creando un círculo vicioso que genera una mayor contracción. Numerosas pymes no pueden adaptarse a estos incrementos, pierden competitividad y se ven obligadas a reducir su rentabilidad. 

Los pedidos al Gobierno aún no tuvieron respuesta: "No tenemos un panorama muy alentador: el mercado no termina de traccionar, no podemos trasladar esto a precios porque el mercado no convalida", refuerza Cascales.

Fuente: El Cronista